En el mundo bursátil, es habitual utilizar imágenes alegóricas de animales para describir el comportamiento de los participantes en el mercado. Dos de los símbolos más famosos son los "toros" y los "osos". Su lucha simboliza los principales movimientos de los mercados financieros, donde cada bando intenta dar su propia dirección a los precios de los activos.
Los toros simbolizan el optimismo de comerciantes e inversores, la creencia en el crecimiento del valor de los activos. Apuntan" a comprar activos con la esperanza de que sigan subiendo, lo que les permitirá venderlos a un precio más alto. El nombre proviene de la forma en que ataca un toro: lanza al oponente hacia arriba con sus cuernos, lo que se compara con el movimiento de un mercado alcista.
Los osos, en cambio, son pesimistas sobre la evolución futura del mercado. Esperan que el valor de los activos caiga y se aprovechan de ello vendiendo acciones u otros instrumentos prestados con la expectativa de recomprarlos más tarde a un precio inferior. Un ataque bajista es un potente zarpazo descendente desde arriba, que se asocia a un movimiento bajista de los precios en una tendencia bajista.
Estos términos se utilizan ampliamente para caracterizar el estado general del mercado financiero:
Un mercado alcista es un periodo de movimiento prolongado al alza de los precios en la mayoría de los activos;
Un mercado bajista se caracteriza por un descenso general y una pérdida de valor.
La lectura competente de los indicadores de comercialización ayuda a los operadores a determinar el "tiempo" actual en el mercado bursátil: el tiempo de los alcistas o el tiempo de los bajistas. Este conocimiento es fundamental a la hora de tomar decisiones estratégicas de negociación: abrir posiciones largas o cortas en los respectivos activos.
Para entender el comportamiento de los "toros" y los "osos", es necesario estudiar no sólo los factores económicos básicos, como los informes corporativos de las empresas, los cambios en los tipos de interés de los bancos centrales o las noticias del ámbito político, sino también prestar atención a la psicología de los jugadores: las fluctuaciones en el optimismo o pesimismo de los inversores.
También hay que tener en cuenta el análisis mecánico: gráficos de oferta y demanda, gráficos de soporte y resistencia, patrones de inversión de tendencia, todo lo cual puede indicar un dominio alcista o un dominio bajista.
En última instancia, la combinación de todas estas técnicas puede ayudar a los operadores a elegir la estrategia adecuada para cada entorno económico concreto, ya se trate de largos cuando la tendencia es alcista o de cortos cuando empieza a dominar la bajista.